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Os recomendamos este interesante artículo de Heliodoro Catalán Mogorrón en Interempresas, en el que hace un recapitulatorio de equipos que se pueden usar en cada etapa de este cultivo:
6.000 millones de euros es la cantidad que genera el sector vitivinícola en España. ¿Poco? Puede parecerlo; en realidad solo es el 0,52 % del PIB (1.163.662 M€ en 2017).
Analizando la cifra desde el enfoque del contexto nacional aparecen 'nuevas tonalidades': España es el país con mayor extensión de viñedo del mundo y es el tercer productor mundial de vino. Inclúyase en esta visión que el viñedo ha sido tradicionalmente un cultivo social, tanto que a día de hoy, sin él muchas comarcas tendrían difícil su forma de vida tradicional.
1.180.000 ha de viñedo posee España, 1/3 del viñedo comunitario, el 15% de la superficie mundial. El viñedo en España representa el 2,5% de la superficie total geográfica y el 6,5% de la superficie total cultivada (solo la supera el olivo y el cereal).
Desbrotadora acoplada a la parte frontal del tractor.
Aquellos últimos años del siglo XX y los primeros del XXI fueron cuando se acometió el plan de reestructuración y reconversión del viñedo. El plan ha sido, todavía lo es, todo un éxito y sin embargo se sigue hablando, sobre todo en determinadas zonas, de un problema de rentabilidad del cultivo. ¿Por qué? Pienso que la razón hay que buscarlas en los cambios de las costumbres alimenticias, o bien por los 3º países productores, o incluso porque no se le da al consumidor aquello que busca…
Siendo ajenos a esos movimientos del mercado, la realidad tangible para cada viticultor es que es muy oneroso la plantación de una hectárea de viñedo. Se necesita una gran inversión que no siempre resulta sencillo amortizar.
Desde el punto de vista del viticultor la solución debe venir desde diferentes direcciones, pero la que está 'en su mano' es la de reducir los costes. Una reducción de costes que viene de la mano de la reducción de la 'sociabilidad del cultivo' (curiosa paradoja en un país con casi 3.400.000 de parados) Es así, reducir la mano de obra directa incrementando el grado de mecanización del cultivo es una forma de reducir gastos.
Son en realidad muy altos, en nada comparables a los cultivos herbáceos. No es este el artículo para desgranar dichos costes, pero mi experiencia directa es que montar una hectárea de viñedo en espaldera, y sin contar con instalación de riego, ronda los 8.000 €/ha.
Líneas arriba aseguraba que el viñedo era un cultivo altamente 'social' y así es. Sin embargo, con la llegada del cultivo en espaldera que, gracias a los planes de reestructuración y reconversión del viñedo, ha conseguido ser mayoría en la superficie vitícola, la posibilidad de mecanizar el cultivo es casi total.
En este artículo me he centrado en aquella maquinaria específica que se dedica al cultivo del viñedo en espaldera. Existe otra maquinaria que también podría ser analizada en estas líneas como es toda aquella dedicada al replanteo de la plantación, o incluso en la misma plantación y la colocación de la espaldera (postes, alambres, tensores…) es decir aquella maquinaria del 'año 0'. Sin embargo no he considerado el análisis de esta maquinaria en el presente artículo dejando la posibilidad para otros futuros.
Aunque veamos a la vid como un 'árbol' bajo en realidad se trata de un cultivo trepador. Unos zarcillos ayudan a los sarmientos a ir enganchándose a cualquier elemento para ir ganando en altura.
Cuando la vid se pasa a cultivar en espaldera los zarcillos de sus sarmientos se enganchan en los alambres de vegetación. Cuando llega la época de poca el cortar, o romper estirando, esos zarcillos suponen una pérdida de tiempo grande. La solución está en realizar previamente a la poda una prepoda.
La prepoda permite dejar los sarmientos a una altura de 15 ó 20 cm, troceando el resto del sarmiento y tirarlo al suelo. Con esta labor ya se puede barrer y triturar los sarmientos sin esperar a la posterior labor de poda. De esta forma las calles quedan listas por si fuese necesario hacer una pasada de cultivador.
Las prepodadoras trabajan sobre una línea, siendo lo más habitual montarlas en la delantera del tractor. Su funcionamiento se basa en unos discos de eje vertical que cortan el sarmiento, troceándolo y dejándolo caer al suelo. Son máquinas simples y ligeras que están accionadas por motores hidráulicos de fácil mantenimiento que se colocan sobre un chasis oscilante o pendular que le permite adaptarse a la posible inclinación de los postes. La velocidad de trabajo es de unos 7 km/h. Disponen de altura de corte modulable —bien aumentando el número de discos o bien modificando intervalo entre ellos— así como detección electrónica y apertura automática al detectar el poste.
Las barredoras de sarmientos pueden regularse en función de cada necesidad.
Pasada la prepodadora e incluso realizada la poda, los restos de los sarmientos que se encuentran sobre el suelo son hilerados en un cordón central.
Las barredoras disponen de dos cabezales movidos por motores hidráulicos que mueven los cepillos. Lo habitual es colocarlas en el frontal del tractor. Los 'cepillos' están fabricados con cerdas de nylon o más comúnmente con cable trenzado o incluso paletas de caucho.
Son fáciles de adaptar a cualquier tractor y regulables, hidráulicamente, en anchura (desde 1,80 a 3,00 m) y también en altura. También un variador de velocidad para regular el régimen de giro de los cepillos barredores.
Hace unos años era habitual recoger los sarmientos para ser quemados en los extremos de las parcelas, ahora es más propio triturar los restos y esparcirlos sobre el suelo.
Lo más normal es colocar la máquina trituradora de restos de poda tras la barredora, y así ambas labores se hacen en una única pasada. Es habitual ver colocada los cepillos barredores en el morro del tractor mientras la trituradora va en el enganche tripuntal trasero. Sin embargo, hay máquinas trituradoras que llevan a ambos lados posicionados los cepillos haciendo la labor tanto de barrido como de triturado la misma máquina. Son máquinas algo más baratas que optar por el conjunto barredora+trituradora, pero el trabajo es algo peor, aunque ojo, no digo malo.
Las trituradoras de sarmientos son máquinas similares a las trituradoras forestales pero de menor tamaño y menos robustas. Lo más habitual es que el mecanismo de triturado esté compuesto por martillos (acero forjado de 4-5 kg por pieza) que reciben el movimiento desde la TDF del tractor (giran entre 1.300 y 2.000 rev/min). También se diferencian de las máquinas forestales en que obligatoriamente las trituradoras de sarmientos tienen que llevar alimentador hidráulico reversible porque de no hacerlo se forma una masa de sarmientos en la boca de la trituradora que no consigue embocar y hacer que lleguen al túnel de machacado.
Las trituradoras son máquinas que demandan bastante potencia al tractor, de 35 a 60 CV, según modelos y anchuras.
El trabajo que hacen es fantástico y si su uso no está más extendido es porque son máquinas relativamente caras (del orden de 6.000 €).
Remolque enterrador de estiércol.
Podría parecer que las máquinas de abonado y estercolado no son específicas para el cultivo del viñedo en espaldera. Sin embargo, es muy habitual que tanto en el abonado mineral como el orgánico se haga con abonadoras localizadoras o carros para enterrar el estiércol.
Es una labor que consiste en eliminar aquellos brotes que se producen desde yemas ciegas situadas en el tronco de la parra. Es una labor fácilmente mecanizable.
Las desbrotadoras se suelen acoplar al frontal del tractor, en un bastidor pendular que 'cabalga' la línea de vegetación. Unas cintas radiales (normalmente caucho y textil) se colocan en helicoide y al tresbolillo. El cabezal, en forma de disco, de 200 a 400 mm de diámetro, recibe el movimiento desde un motor hidráulico que necesita unos 25 L/min. Cualquier brote que sale del tronco es golpeado consiguiendo su eliminación. La velocidad de trabajo está comprendida entre 3 y 5 km/h.
Atar los brazos tras la poda se puede realizar manualmente.
Finalizada la poda se deben atar los brazos. En la poda Guyot es obligado el atado de la 'vara' y en la Royat se suele revisar el estado de los brazos y repasar el atado en aquellos que se hayan podido desatar.
El proceso se puede hacer de forma totalmente manual, con gomas 'ancla', macarrón o bien con atadoras que también las hay manuales o eléctricas. Con diferencia las atadoras eléctricas son las que proporcionan mayor rapidez y comodidad. Con una atadora eléctrica resulta sencillo atar entre 1.500 y 2.000 parras/día. El coste de una atadora eléctrica incluida su batería ronda los 1.000-1.200 €.
Cultivador fabricado por una empresa conquense especializada en este tipo de implementos.
¿Acaso el cultivador usado para un emparrado es diferente a otro cultivador? La pregunta se podría contestar con un 'depende', ya que es preferible disponer de un cultivador que sea específico para emparrado. Son cultivadores capaces de modificar la anchura con algún mecanismo manual o, preferible, hidráulico. También son cultivadores a los que normalmente se les acopla uno, o mejor dos, intercepas que también pueden ser mecánicos o los más elaborados con palpador de disparo y centralita hidráulica.
El palpador, al chocar contra la cepa o poste, actúa sobre una válvula hidráulica y esta a su vez sobre un cilindro que desplaza el intercepas. Pasado el obstáculo, la cuchilla retorna a su posición mediante un pistón de doble efecto. La sensibilidad del palpador es regulable.
No son máquinas que se suelan ver en nuestra geografía pero si lo son en regiones más frías y húmedas. Allí se hace necesario eliminar parte de los pámpanos para que la luz solar incida directamente sobre el racimo y así ganar en calidad, color y grado azúcar. La operación recibe el nombre de despampanado o aclareo.
Se trata de un cabezal que utiliza un sistema Venturi de impulsión de las hojas mediante un flujo de aire de alta presión. El aire combinado con los perfiles del cabezal deshojador origina una succión hacia la cuchilla de corte.
Las máquinas incorporan, normalmente, doble cabezal de deshojado, y disponen de capacidad de regular la altura de despampanado y adaptación a los desniveles del suelo.
El despuntado o 'poda en verde' se suele hacer en los emparrados una o dos veces al año. La idea del 'despuntado' es desvigorizar los sarmientos y que no alcancen una altura excesiva restando nutrientes a las uvas. Cuando se procede a hacerlo en una segunda vez se eligen unos días antes de la vendimia y el objetivo es conseguir que el seto adquiera una forma geométrica y favorezca la recolección a la vez que se evitan daños de la vendimiadora sobre los sarmientos.
Las despuntadoras normalmente son máquinas de doble cabezal, cada uno actúa sobre ½ hilera (también las hay que actúan sobre 1, 2 y 3 líneas). El mecanismo de corte está constituido por cuchillas rotativas o discos o doble cuchilla con movimiento alternativo (como si fuese una guadañadora). Ya sean de movimiento rotativo o alternativo funcionan bien aunque la máquina de cuchilla alternativa por su corte perfecto es más adaptable a cualquier temporada con sarmientos tiernos o prelignificados
En general disponen de ajuste hidráulico de la altura y anchura de trabajo. El caudal hidráulico necesario ronda los 25 L/min por motor y su capacidad de trabajo es elevada (8-10 km/h).
Los precios de adquisición rondan, para máquinas sencillas de 1 línea, los 4.000 €.
La importancia de un buen equipo a la vez que una buena regulación, mantenimiento y elaboración de la dosis es primordial para una agricultura sostenible. Recuérdese que "un producto fitosanitario no es bueno o malo en si mismo; los niveles de toxicidad y eficacia depende de las dosis y por ende de la forma de aplicación”.
Los equipos habituales en el cultivo de viñedo en espaldera suelen ser:
Puedo definirme como agricultor 'amigo del espolvoreador' y es que en condiciones de alta temperatura y baja humedad relativa los espolvoreadores son máquinas de tratamiento imbatibles.
La actuación del espolvoreador es formando una nube de polvo que se deposita en las hojas. Son equipos muy utilizados en la viña, baratos, de fácil mantenimiento e ideales para la aplicación de azufre polvo.
No piense el lector que se ha acabado con las máquinas específicas. Hay bastantes más, algunas son pequeñas como las 'atadoras en verde' o incluso las tijeras eléctricas de poda, pero hay otras máquinas más grandes que tampoco se han analizado.
En el capítulo de 'las grandes' habría que dedicar artículo aparte a los tractores viñedos o fruteros y otro capítulo dedicarse a las vendimiadoras.
Son tractores que pertenecen al sector de los tractores estrechos y que son los mejor adaptados para manejarse en marcos muy definidos. Tractores con baja relación peso/potencia, de dimensiones 'recortadas' y muy maniobrables.
La vendimiadora revolucionó la recolección y define el trabajo de los implementos.
El papel de la vendimiadora en la recolección es, como ya he dicho, motivo de otro artículo. La importancia de la vendimiadora es tal que es ella sola la que ha conseguido modificar todo el sistema de cultivo y originar esa reducción de 'sociabilidad' de la cual dotábamos al viñedo y que ahora ha perdido. En realidad, la vendimiadora es la que define el trabajo de todas las máquinas anteriores pues todas realizan el trabajo con el fin de preparar al cultivo para ser recolectado de forma automática.
Polivalencia: Si bien lo que si quiero destacar en este artículo es la enorme polivalencia de la vendimiadora para realizar labores que no son las de recolección. El fabricante cuida que el potencial cliente pueda amortizar la máquina utilizándola en labores que no es la habitual de recolección (la campaña de recolección dura 'rabiando' 40 días)
Un buen diseño de vendimiadora permite que sea utiliza también en la recolección de aceituna en olivos en seto, pero es que además se puede desmontar el cabezal y usarla como máquina prepodadora, despuntadora, deshojadora y por supuesto, para tratamientos fitosanitarios.
En procuramos asesorarte en todo momento sobre los equipos que mejor se adapten a tu labor. No dejes de consultarnos llamándonos al +34 967 14 44 19 o escribénos.